Según un informe del organismo a 42% de los jóvenes latinoamericanos le da igual el régimen de gobierno; sigue el catolicismo como primera religión en la zona.
Los jóvenes latinoamericanos no son apáticos ni conservadores, sino que han redefinido "la política" y las maneras de ejercerla, alejándose de los tradicionales referentes de identidad y pertenencia, señala un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ).
Este artículo fue publicado en Diario El Universal de Mexico; para ver la nota completa pulsar aquí
viernes, 7 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Hola, he leído el artículo y estoy pensando en esa "redefinición de la política”…El artículo hace referencia sobre la insatisfacción que tienen los jóvenes sobre la política, y que en realidad les da igual qué clase de gobierno esté al mando, mostrando en realidad que esa supuesta “redefinición de la política” no es más que una indiferencia para con su pueblo, para con sus con-ciudadanos.
Me pregunto ¿qué es la política? Pero esa pregunta me lleva a una pregunta más compleja e importante y es ¿qué es el hombre? Bueno, veamos…el hombre es, según la vieja definición dada por Aristóteles, un “animal racional”, al cual le es inherente el ser político y por ende social. Ahora ¿cómo se desarrolla ese ser político del hombre? Simplemente mediante el lenguaje.
Es interesante que Aristóteles nos definió como personas sociales donde la participación de cada uno dentro de la comunidad es expresada por el lenguaje y vivida en lo político.
Todos necesitamos de la comunidad y de la política para ser esto que somos (para bien o para mal). Todos en mayor o menor medida tomamos decisiones políticas, en el caso de la democracia de participar o no participar (lo que conlleva sus respectivas consecuencias)
Entonces, si hay esa supuesta redefinición del concepto de política, es decir, esa completa indiferencia para con la sociedad, lo único que logramos es la “negación del hombre”. ¿Porqué negación? Por el simple hecho de que si el hombre es un ser político, esencialmente político, donde su esencialidad viene expresada mediante el lenguaje (el cual dirá Frege: expresa un pensamiento y por el cual accedemos al mundo) y donde se nota que el hombre interviene (o debería) con éstas características constitutivas en la realidad, en el mundo. ¿Qué sucede cuando no hace nada de esto?
Es preciso remarcar que el ser político, el pensamiento, el lenguaje y todo lo que expresa al hombre como ser social viene desarrollado por su dialogicidad, por su inter-acción e inter-relación con otros hombres.
Por esto pregunto ¿Qué sucede cuando nos encerramos en ese yoismo cartesiano? Simplemente la negación de nuestro ser hombres.
Esto no es un problema de ahora, la sociedad se ha ido degradando poco a poco con el paso de los años, de los gobiernos, de la historia. El hombre ha perdido la “fe” no sólo en las formas de gobiernos, sino en la sociedad, en la gente, dando lugar al “individualismo”, donde la subjetividad es la regla general y ley universal de nuestros actos.
Ya Enrique Dussel en su trabajo: La “vida”: sí, pero toda la vida, nos señala que aunque el hombre actúe en un marco social y éste tenga leyes, de alguna manera, objetivas, el hombre será quien tome la decisión, es el único quien tomará la decisión, aunque luego sea juzgado por hacerlo, siendo lo subjetivo la última instancia definitiva.
Estamos de acuerdo, mas sin embargo no podemos negar la condición social, la conciencia social, la comunidad en que vivimos, donde una vez más volvemos al no tan viejo Aristóteles quien nos propone que la comunidad debe responder a un bien común y eso lo logramos mediante el ser político. Pero si no existiese la conciencia social, si la aniquilamos con esa indiferencia hacia nuestro ser político, si nos conformamos con lo que tenemos y no decimos nada al respecto, lo único que sucederá además de un gobierno dictador y un pueblo sumiso, también sucederá la “negación del hombre”, que consiste en reprimir su ser político, su ser dialógico.
En conclusión, para que el hombre ejerza su “esencialidad” debe participar, debe manifestar esa parte del mundo contenido en él, ya sea conformidad o disconformidad con lo que sucede. Un pensamiento es algo que tal vez pueda hacer esa deseada diferencia.
Ya dijo Hegel en su discurso pronunciado el 22 de octubre de 1818, en la apertura del curso académico en Berlín: “A nosotros ha sido confiada la custodia de ésta luz divina y es un deber para nosotros rodearlas de nuestros cuidados, alimentarla e impedir así que lo que el hombre posee más elevado, la conciencia de su esencia, se extinga”.
Nosotros, más que nada, si no expresamos nuestra esencialidad, si no anunciamos lo justo, si no denunciamos lo injusto, y más que nada si no reflexionamos sobre los hechos que nos acontecen mejor dejémonos de llamarnos hombres.
Nosotros somos los artífices de nuestro destino, y sólo nosotros podemos tener lo que elijamos, inclusive podemos cambiarlo.
Les dejo un caluroso abrazo a todos, y les deseo éxitos en sus gestiones.
Ezequiel Schienke Oste.
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